sábado, 30 de julio de 2011

Hola comunidad del Cre.

Esto de la Bitácora me vino al pelo. Cuando me compré el cuaderno, sobre el que volqué y voy a volcar algunas cosas que también se podrán leer acá, me atolondraba la pura potencialidad del asunto. Pero la primera hoja se llenó sin que yo pudiera mediar al respecto. Y acá va un pequeño resumen.
Es esto del alumno activo lo que más admiro de esta experiencia. La posibilidad de ser actriz protagonista de una obra que se escribe mientras se actúa. Y porque uno de los reclamos que más se escucha hacia la carrera que estudiamos está íntimamente relacionada con lo que acá sucede: El gran lugar que tiene la teoría y el que le queda a la práctica. En una carrera que prepara casi exclusivamente para la práctica y no otra cosa. Que la teoría es importante y es alimento básico de dicha práctica no tiene discusión, pero ¿no es acaso contradictorio que preparados y capacitados para ver al niño como una subjetividad en construcción (es decir que no existe “la forma del alumno”, “el modelo”, “la infancia” sino todo esto pero en plural) el contacto con la posibilidad de otorgar un sentido concreto a dicha teoría salido de una experiencia concreta y personal con grupos de niños es muy pequeño en relación a las 35 materias restantes que componen la carrera?
Pero la idea de alumnos activos que se desprende del trabajo en el Cre, no está sólo ligada a acción en sí misma. Es la posibilidad de pensar. De dar vueltas y más vueltas en torno a una problemática o cuestión relacionada más explícita o implícitamente con la educación. Y de aportar lo que cada uno sabe, lo que cada uno trae consigo. Porque cada tanto vuelve a mi mente algo que Meli dijo casi al final del año pasado. Algo como “Porque aprendí que es importante que el docente tenga criterio y sea fiel a este”.  Y en eso estamos.
Abro este espacio para compartir. Lo obro como un paquete de galletitas dulces surtidas. Y esto es así por varios motivos:
                      ·         El primero esta íntegramente relacionado con la línea inicial, cuando uno no desea compartir se compra un alfajor. 
                      ·         Segundo porque funciona como la caja de bombones de Forrest Gump, aquí uno tampoco sabe con exactitud qué le va a tocar. Y además es más barato, podría decirse que el  Surtido Bagley es la caja de bombones del subdesarrollo.
                      ·         Y finalmente, porque deseo dejar sentado en algún lugar la bitácora de este viaje en construcción. La relación entre esto y las galletitas es que algunos aspectos de la realidad se parecen a las rellenas del paquete, que son siempre las primeras en acabarse. Mientras que existen otros aspectos comparables con aquellas galletas de vainilla que saludan desde el fondo  y raspan la garganta o se pegan en las muelas. Pero uno se las come igual, que joder.